Las Buenas Decisiones Siempre van de Acuerdo con la Palabra de Dios










Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”.  Salmo 119:105 (NVI)




Cuando necesitas tomar una decisión, la primera pregunta que debes hacerte es esta: “¿mi decisión está en armonía con la Palabra de Dios?”.


Tienes que decidir cuál va a ser la máxima autoridad en tu vida. Realmente se reduce a dos opciones: la Palabra de Dios o la del mundo. ¿Tus decisiones están basándose en lo que Dios dice o en lo que dicen otras personas?


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Si basas tu vida en la opinión popular, siempre vas a estar fuera de moda, ya que cambia todos los días. Lo que estaba “de moda” ayer no está “de moda” hoy y lo que está “de moda” hoy no estará “de moda” mañana. Si basas tu vida en la cultura popular, la ética contemporánea, o las encuestas de opinión, no tienes principios por los cuales vivir. Son fundamentos variables.


Por otro lado, si basas tu vida en la Palabra de Dios, la verdad nunca cambia. La verdad es siempre la misma. Así que si Dios dice que algo estaba mal hace 10.000 años, también estaba mal hace 500 años, y está mal hoy, y estará mal dentro de 1.000 años a partir de hoy. No me importa lo que las encuestas de opinión o la ética contemporánea o los medios de comunicación dicen. Si Dios dice que está mal, está mal. Siempre ha sido así y siempre lo será. Si Dios dice que está bien, siempre va a estar bien. Eso es un fundamento firme.


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Dios ha creado el universo con ciertas leyes físicas, morales y espirituales. Dios construyó el universo alrededor de estas leyes no porque es caprichoso, sino porque todas esas leyes son para tu beneficio. Cuando cooperas con los principios de este universo tienes éxito. Si rechazas, desobedeces, e ignoras los principios de Dios, tú eres el que sale lastimado. Nunca rompes las leyes de Dios, ellas te rompen a ti. Si subo a la cima de un edificio y salto, no voy a romper la ley de la gravedad, esa ley me rompe a mí. Lo mismo ocurre con las leyes morales y las leyes espirituales. No puedes burlarte de Dios y salirte con la tuya. Hay un ajuste de cuentas inevitable. Cada vez que violas los principios de Dios, te estás metiendo en problemas.


Con todo esto en mente, puedes estar seguro de tu decisión. Si Dios dice que está bien, entonces lo haces. Si Dios dice “no”, entonces no lo hagas.


Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” Salmo 119:105 (NVI). 


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