En el Valle de Sombra, Busca la Luz
“Aunque pase por el valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento” (Salmo 23:4 NBLH).
La pérdida es una fuente común de estrés. Puedes perder tu trabajo, tu salud, tu dinero, tu reputación, o a un ser amado.
Cuando las personas pasan por una pérdida, tienen dos reacciones comunes: Una es temor, y la otra es aflicción. La aflicción es buena. La aflicción es la forma en la que pasamos las transiciones de la vida. De hecho, si no tienes aflicción, ¡Estás estancado!, la aflicción no te matará si la dejas salir.
Por otro lado, el miedo es algo malo. En ningún lugar en la Biblia dice: “no te aflijas”, “no llores”, “no sollozar”, “no llores a gritos”, Lo que dice es “no temas”. ¡Y lo dice 365 veces! La aflicción no te paraliza, pero el miedo sí.
David lo dijo en Salmos 23:4, “Aunque pase por el valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento” (NBLH).
Los pastores siempre llevaban una vara y un cayado para proteger a sus ovejas. David sabía que de la misma manera, Dios tenía las herramientas para protegerlo, y él confiaba en Dios, incluso en los valles más oscuros.
Puedes estar pasando por el valle de las sombras justo ahora –tal vez el valle de las sombras de muerte. Tal vez sea el valle de las sombras de deudas. Tal vez sea el valle de las sombras del conflicto. Tal vez sea el valle de las sombras de la depresión. Tal vez sea el valle de las sombras del desánimo.
Las sombras son aterradoras. ¿Recuerdas tener miedo de las sombras cuando estabas acostado cuando eras un niño? He aprendido algunas cosas sobre las sombras.
Primero, las sombras no pueden herirte.
Segundo, las sombras siempre son más grandes que la fuente que las origina.
Y tengo más buenas noticias: Donde hay una sombra, tiene que haber luz. No puedes tener una sombra sin luz. Así que la clave cuando pasas por el valle de las sombras es darle la espalda a la sombra y mirar hacia la luz. Porque mientras mantengas tus ojos en la luz –Jesús, la luz del mundo- la sombra no te asustará.
Así es como pasas el valle de las sombras de la muerte. Así es como disminuyes tu estrés. Confía en Dios en los valles más oscuros, así como David lo hizo, quien oró, “Cuando estoy por rendirme, tú, Señor, sabes por dónde debo ir…” (Salmos 142:3ª RVC)
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