Tres Razones Para Perdonar




Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otrosColosenses 3:13 (NTV)

La Biblia dice que hay tres razones por las que tienes que dejar ir tu pasado y perdonar a las personas que te han herido. Y esas razones no tienen nada que ver con el hecho de que esas personas lo merezcan o no. 

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  1. Tienes que perdonar a aquellos que te han herido porque Dios te ha perdonado. Colosenses 3:13 dice, Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros” (NTV). Si quieres ser una persona que perdona, primero tienes que aceptar el perdón de Dios por medio de Jesucristo. La Biblia dice que Dios vino a la Tierra en forma humana por medio de Jesús para perdonar todo el mal que se ha hecho. Él pagó por esa maldad para que nosotros no tuviéramos que pagar. Esas son Buenas Nuevas.
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  1. Tienes que perdonar a aquellos que te han lastimado, porque de otra manera, el resentimiento te controlará. La Biblia dice en Eclesiastés 7:9, Controla tu carácter, porque el enojo es el distintivo de los necios” (NTV). El resentimiento te hace miserable. Te mantiene estancado en el pasado. Y cuando estás estancado en el pasado, eres controlado por el pasado. Cada vez que guardas resentimiento, permites que eso te controle. Algunos de ustedes están permitiendo que personas que los hirieron 5, 10 y aun 20 años atrás, los continúen hiriendo hoy por causa del resentimiento. No permitas que eso siga sucediendo. Tu pasado es pasado. Y tienes que dejarlo ir.
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3. Tienes que perdonar a aquellos que te han herido porque vas a necesitar más perdón en el futuro. Jesús dijo, “Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados” Mateo 6:14-15 (NTV). El perdón es una calle de doble vía. No puedes recibir lo que no estás dispuesto a dar. Alguien una vez le dijo a John Wesley, el teólogo británico del siglo 18, “Yo nunca podría perdonar a esa persona.” Wesley le contestó, “Pues espero que nunca peques”.

Así no quemarás el puente por el que tienes que pasar para entrar en el Cielo.

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