¿Tienes Miedo de Tomar la Decisión Equivocada?



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“Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre”. Salmos 23:3 (NTV)

Con frecuencia nos da miedo tomar malas decisiones, y eso crea estrés.

Quizás estás enfrentando una decisión de mayor tamaño: “¿Debería seguir aguantándolo o debería abandonarlo?”, “¿Debería entrar o debería salir?”, “¿Debería casarme?”, “¿Debería conseguir un nuevo trabajo?, “¿Debería mudarme?”.

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Cuando no puedes tomar una decisión, vacilas por la vida. De hecho, la Biblia dice en Santiago 1 que cuando dudamos nos volvemos inestables en todo lo que hacemos. La palabra griega para inestable literalmente significa “tambaleando como ebrio”.

Pero Dios dice que hay un antídoto para nuestra indecisión. Salmos 23:3 dice “Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre” (NTV). El estrés de tomar decisiones lo manejamos dejando que Dios nos guíe.

Puedes estar pensando, “¡pero es que lo he intentado!”. Le pediste a Dios que te ayudara, pero después te confundiste más que antes. Y todavía no puedes dar con la respuesta. Ahora te preguntas, “¿Por qué conocer a Dios es tan complicado?”.

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¿Es que Dios está jugando con nosotros? ¡Por supuesto que no! Dios quiere guiarnos. Él quiere que conozcamos su voluntad más de lo que nosotros queremos conocerla. Nuestro problema es que usualmente miramos al lado equivocado cuando estamos intentando encontrar la voluntad de Dios.

Por ejemplo, algunos de nosotros buscamos “un sentimiento”. Queremos ser abatidos por alguna emoción para que podamos decir, “¡Así es como sé cuál es la voluntad de Dios!” otros buscamos un acercamiento metódico a Su voluntad. Queremos que alguien nos dé una receta o una fórmula para seguir. Algunos de nosotros queremos un acercamiento mágico. Estamos esperando que Dios haga alguna señal fantasiosa
—que se escriba en el cielo, o que nos llamen por teléfono, o que nos envíen un email.

Todos estos caminos llevan a la frustración y causa que nos perdamos de la voluntad de Dios. Esta no es una fórmula, ni un sentimiento ni algo que Él quiera que nos sintamos frustrados o con miedo.

Dios no quiere que te confundas o te angusties por tomar alguna decisión. Él está ahí, guiándote en cada paso del camino.

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