Dios entiende que no puedes cambiar de la noche a la mañana.
Cuando Dios te ayuda a crecer espiritualmente, Él no hace sonar sus dedos para que suceda instantáneamente. Lo hace incrementalmente. Cuando Dios quiere un champiñón, le toma seis horas, pero cuando quiere un roble, le toma sesenta años.
¿Quieres ser un champiñón o un roble?
El Espíritu Santo hará cambios en tu vida mucho más allá de lo que crees posible, pero no va a suceder de la noche a la mañana. Cuando la iglesia Saddleback hizo la “Década del Destino”, mi oración era que, a través del trabajo del Espíritu Santo, la Palabra de Dios y con la ayuda de los grupos pequeños, nuestra iglesia fuera más madura, más como Cristo, y fuera más allá del propósito por los siguientes diez años, a partir de ese momento. Mi oración es la misma para ti: que, en la próxima década, crezcas en madurez espiritual, semejanza a Cristo y propósito.
Quiero que seas más fuerte emocional, física, espiritual, psicológica y financieramente, pero tienes que tener la intención sobre ello. La Biblia dice, “Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo” Efesios 4:24 (NTV).
Así es como nos hacemos más como Jesús. Tiramos las viejas cosas y las viejas formas que evitan que conozcamos a Cristo y ser como Él, y nos ponemos nuestros nuevos seres con la ayuda del Espíritu Santo. Permitimos a Dios hacer su trabajo en nosotros —sin importar cuanto tarde.
“Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él” 2 Corintios 3:18 (TLA).
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